Un hemisferio donde el mundo gira,
Un mundo donde el sol se mira,
En los ojos distantes y cercanos,
En los ojos de tu semblante claro.
Yo sé que tú no miras este coro
Música perpetua en tu conciencia
Oh, perdimos el decoro, tenue adorno
En esa disonancia de la existencia
¿Cómo es el hiriente ojo
De la fatalidad arcana?
Yo te pregunto sin fijar la vista
En aquello potente que juzga y mira.
El leve auge del hilarante encanto
Donde placebo y paz conmutan juntos
En un sonoro e inaudible llanto
Donde lloran mis torpes ¡mis antojos!
Apetencias que de placer dolor entregan
Porque la existencia es tela estrujada
En un baldío arrojada cual harapo,
Porque mi ser te lanza una llamada
Incontestable, perpetua llamarada.
Que quema el atardecer de mi rostro
Perdido en una escala irrepetible,
Aquel fugaz misterio antes de la muerte,
Antes de la nube oculta,
Antes de la disonancia
Antes de que la tinta
También… muera.
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